1. Tú idea de alta moda implica usar ropa temática de gatos sin ningún tipo de ironía.
2. Tu casa está más adaptada para un felino que para un ser humano.
3. Tus mensajes de texto "gato-sexuales" no son para nada sexys.
4. La hora del baño gira en torno a tu gato y estás 100% de acuerdo con eso.
5. (Lo mismo va para lavar los platos).
6. Obligas a tu gato a acurrucarse contigo, lo quiera o no.
7. Tratas a tu gato como si fuera un muñeco, y no te sientes culpable por ello en lo más mínimo.
8. Sigues enviando correos electrónicos a Recursos Humanos acerca de cuándo van a permitir gatos en la oficina, pero nadie te ha respondido todavía.
9. Tu lugar de trabajo está decorado con juguetes inspiradores que te estimulan a ser la mejor señora/señor/persona sin género de los gatos que puedas ser.
10. No te parece raro encargar una obra de arte personalizada de tu amado compañero felino.
11. Has logrado lo imposible—has entrenado a tu gato para ayudarte en las tareas diarias. ¿Quién dice que los gatos no van a jugar a traer las cosas?
12. Te mortifica comprar ropa nueva para ti, pero has fundido tus tarjetas de crédito en encantadores suetercitos para gatitos.
13. Te has dado cuenta de que es casi imposible hacer algo en el trabajo porque extrañas mucho a tu gato.
14. En Navidad, un sólido 30% de los regalos bajo tu árbol son para el gato.
15. Te duele verdaderamente el corazón por la gente que ama a los perros y rezas para que un día vean lo equivocados que están.
16. Casi ni te acuerdas de tu propio cumpleaños, pero has tenido fiestas temáticas para tu(s) gato(s).
17. Compras rodillos quita pelusa por montones.
18. No puedes soportar la idea de tirar a la basura cualquier caja, no vaya a ser que se convierta en el nuevo rincón favorito para dormir de tu gato.
19. Si alguien si quiera MENCIONA el cortarle las uñas a tu gato, te ciñes en una ciega cólera que no puede ser contorlada.
20. Para ti, la "limpieza de primavera" es cuando periódicamente eliminas de tu teléfono las fotos viejas de tu gato para hacerle espacio a nuevas fotos, siempre de tu gato.
21. Cuando la gente te llama la loca de los gatos, tú sólo te encoges de hombros. ¿Qué hay de malo en eso?
